xxxvii.






Tenía un gran corazón que albergaba una esperanza de ti, que ya no soportaba tu ausencia y quería gritarle a los vientos que te esperaba.

Quiero que sepas todos los días lo que siento por ti, quiero escribir mi historia junto a la tuya, quiero seguir uniendo tu destino al nuestro.

Llegaste a mí en el momento más preciso, más exacto, simplemente el momento justo.

Agradezco tanto a Dios el coincidir contigo en esta vida; no anhelo, ni sueño otra época… ésta es la ideal porque te encuentras tú. Hoy sin ti me siento incompleto, vacío; te has vuelto parte de mi alma y ansío tus brazos con la vehemencia de mi piel.

Me hace falta tu presencia, tu voz, tu mirada y tu tacto. Quiero sentirte a cada instante a mi lado, probar de tu boca la esencia que me vuelve la vida y que me transporta a los sueños más bellos.

Quiero hacerte el amor una y otra vez, quiero acariciar tu piel y fundirme contigo. Quiero arrancar tu aroma con mi boca y beberte sorbo a sorbo.

Entérate a cada instante cuánto te amo, que no existe un rincón en el infinito que no esté bañado por este amor tan puro que siento por ti.

Yo me pierdo en tus ojos al mirarte y mirarme tú, me siento seguro bajo el cobijo de tu abrazo. Quiero que este fuego nunca se apague, que sus llamas alcancen a nuestra descendencia en el calor eterno del amor verdadero. Y que desde lo alto, en los inmensos cielos, Dios bendiga nuestra unión, nuestro amor y nuestras vidas.



0 comentarios:

Entrada más reciente Entrada antigua Inicio